En esta oportunidad quiero compartir con ustedes una carta que escribió mi primo a raíz de un problema que tuvo en la Facultad de Ingeniería de la UdelaR, concretamente con el Instituto de Computación (INCO).
La carta contiene duras críticas al INCO, las cuales comparto plenamente por haber recibido un trato similar en el año 2000. Compruebo, sin asombro, que nada ha cambiado en los últimos cinco años.
Soy German Hoffmann, estudiante de Ingeniería de Sistemas. El primer semestre del 2005 tuve un inconveniente con los docentes del INCO que realmente me tiene muy molesto. Resulta que en la primera entrega del laboratorio de programación 2 supuestamente encontraron una falta de individualidad. Consecuentemente perdí el curso.
Eso estaría dentro del apartado de responsabilidad del estudiante, de que su tarea sea individual (o sea que es responsable de que su tarea no sea robada o copiada) y fui acusado de tener una conducta que es necesario combatir. Pero la copia no es la única forma de que dos tareas tengan ese problema, también existe el robo de tareas, la casualidad, el ayudar a un compañero. Es decir, para hacer una acusación de ese tipo se debe estar 100% seguro de lo que se dice. En lo personal estoy muy seguro de no haber tenido de ninguna manera una actitud reprobable. Algo mas para dejar aclarado es que los docentes no dan las plenas garantías para que estas situaciones no ocurran. Ellos recomiendan que antes de entregar las tareas se corran pruebas en las maquinas de facultad por un tema de compatibilidad de configuraciones. Eso fue lo que yo hice, fui hasta facultad a hacer la depuración del código. A los días de haber hecho la entrega me entero por un mensaje enviado al news de la materia que las maquinas del 202 y el 115 no borraban archivos. Estas son cosas mínimas que los encargados de los cursos deben tener cuidadas antes de ver si parte del código de alguien es parecido al de otro.
También quiero mencionar que todos estos inconvenientes me generaron una gran decepción porque yo creía que facultad era otra cosa: una institución que, tanto docentes como egresados y estudiantes, llevaban adelante con responsabilidad. Después de estos hechos veo a la facultad como “tierra de nadie”, donde nadie tiene injerencia en temas de peso, donde los docentes que no son de la materia se abstienen a tomar decisiones sobre otros docentes y los egresados se abstienen, nadie sabe bien porque, a votar también. Donde los estudiantes no son escuchados, donde hay una lucha permanente entre docentes y estudiantes y que los docentes utilizan todos los medios para desmoralizar a los estudiantes.
Que un hecho de estos hubiese ocurrido en época de dictadura no me asombraría para nada, pero que ocurra a veinte años de terminada me parece un insulto a todo este tiempo de trabajo. Esto que pasa hoy día es como los cuentos que he escuchado de mis mayores que iban a facultad por los años 70. Egresados que hoy pasivamente escuchan y están al tanto de los sucesivos problemas del INCO y no hacen nada por revertir la situación. ¿Acaso ellos también tienen miedo de inmiscuirse en los asuntos de los docentes?.
Cuando fui a hablar con la gente del CEI me dijeron que no podían hacer mucho y que los cambios que podía plantear eran para futuro. Pero creo que no llegaron a captar que mi problema es real y ahora. ¿Para que sirve un cogobierno de estas características?.
El abogado de la Facultad, luego de leer mis declaraciones (de las que, creanme, objetivamente no se desprende ninguna conclusión) toma la resolución de suspenderme por un período de exámenes. Pero además se toma la misma actitud para los 19 estudiantes involucrados, ¿o sea que era exactamente lo mismo hacer o no una declaración?, ¿era exactamente lo mismo defenderse o no?. Me pregunto: ¿los 19 estudiantes merecemos la misma pena?, ¿los 19 incurrimos en los mismos errores y aciertos?, ¿acaso los estudiantes cuando tenemos materias en el INCO nos transformamos en personas sin escrúpulos que copian despiadadamente?
Mas allá del informe del abogado y la sanción que se me aplico yo sé, y necesito que todos lo sepan, que no actué con falta de ética. No voy a hacer descargos porque sé que es totalmente inútil, ya que la Facultad es juez y parte, y además es poner a mi familia en gastos que en este momento no está en condiciones de afrontar. Pero que eso no signifique BAJO NINGUN CONCEPTO que acepto la acusación de falta de ética sin más. Es para que esto quede claro, y yo sin tanta bronca adentro, que escribo esta carta. Opino modestamente que tendrían que quedar clarificados los métodos de corrección; qué es considerado como copia por el INCO; que hubiese instancias de muestra para que el estudiante goce de las garantías necesarias. De esta manera evitaríamos que otros estudiantes o yo mismo nos veamos en esta lamentable situación nuevamente.
Esta carta fue enviada al Aperiódico, aunque todavía no han confirmado su publicación.